Más que fabricar máquinas agrícolas con excelencia e impulsar una atención de calidad, Stara cultiva una cultura organizativa pautada por la responsabilidad socioambiental. En sus fábricas, la empresa integra sostenibilidad e innovación, involucrando a sus trabajadores en cada etapa del proceso.
Naturaleza preservada: un eslabón entre la industria y el ecosistema
En medio a la infraestructura industrial, Stara de Não-Me-Toque mantiene una APP (Área de Preservación Permanente) con 8,36 hectáreas, compuesta por árboles autóctonos y volcada a la conservación de la biodiversidad de los recursos hídricos de la región. El espacio abriga un manantial que alimenta un arroyo local y sirve como refugio para aves, mamíferos y reptiles.
Según Derson André Gehlen, gerente de Gestión Ambiental, la preservación del área está inherentemente vinculada al cuidado colectivo. "Esta APP está viva, y nuestros trabajadores tienen consciencia del papel que ejercen para mantener este espacio equilibrado y protegido. Ellos viven este ambiente en el día a día de la empresa", destaca.
Trabajadores como protagonistas del cambio
La sostenibilidad en Stara no es un acto aislado, sino que es un esfuerzo colectivo. La empresa invierte constantemente en la concienciación ambiental de los empleados, fomentando prácticas responsables en todas las áreas, desde las oficinas a la línea de producción.
La recolección selectiva es uno de los pilares de esta política, con instrucciones claras acerca de la separación de residuos: papel, plástico, metal, orgánico y contaminado. "Inculcamos fuertemente la importancia de esta separación en todos los trabajadores. La recolección es hecha a diario por el equipo de Medio Ambiente, pero el verdadero impacto se da por la participación de los empleados", señala Gehlen.
Además, muchos materiales reciclables o reaprovechables, como madera, cobre, papel y plástico, son reintroducidos en la operación. Un ejemplo de esto es el taller interno responsable por reformar más de 700 palés por mes, devolviéndolos al uso industrial.
Reutilización de agua: tecnología al servicio de la consciencia
El uso racional de agua es otra prioridad. La fábrica de Não-Me-Toque cuenta, por ejemplo, con una cisterna para recolección de agua de la lluvia, con capacidad de 1,7 millones de litros. Captada en uno de los pabellones en donde se hace el montaje de las máquinas agrícolas, esta agua es tratada y usada en los baños, pruebas de máquinas, regadío y lavado, garantizando un ahorro de 36 mil litros por día de los pozos artesianos.
Asimismo, el agua del enjuague de la pintura es reciclada por ósmosis inversa, permitiendo el reaprovechamiento del 80 % del volumen: cerca de 18 mil litros de agua limpia por día. Dichas tecnologías son presentadas y explicadas a los trabajadores, reforzando la educación ambiental en el ambiente de trabajo.
La empresa cuenta también con plantas de tratamiento de efluentes industriales y sanitarios, cuyos procesos pasan por análisis periódicos buscando garantizar su eficacia y garantizar el desecho seguro.
Coprocesamiento y responsabilidad con los residuos
Stara también se destaca por el destino correcto de los residuos contaminados, de los que aproximadamente 80 % son enviados al coprocesamiento en la planta de la Proamb, transformándose en combustible alternativo en la industria de cemento.
En total, el 2024 se reciclaron 188,09 toneladas de papel y plástico, incluyendo las fábricas de Não-Me-Toque, Carazinho y Santa Rosa. Estos resultados son fruto de la participación colectiva que va más allá de números: se trata de construir una cultura dirigida a la reducción de impactos y al reaprovechamiento consciente.
Como destaca Derson, las acciones ambientales toman fuerza cuando involucran a todas las personas de la organización. "Tenemos un sector volcado a la sostenibilidad, pero lo que nos distingue es la participación de todos. Si todos desarrollasen esa consciencia, esta se volvería cultura. Estamos siempre promoviendo debates, capacitaciones y mejorías. La sostenibilidad tiene que estar en nuestro ADN, porque ninguno de nosotros es tan bueno como los somos todos juntos", afirma.
Impacto social: consciencia que sobrepasa las fronteras de la fábrica
Además de las prácticas ambientales ejemplares, Stara también se destaca por el impacto positivo que genera en la vida de sus empleados y en la comunidad alrededor. La participación de los trabajadores en las acciones sostenibles va más allá de las fronteras de la fábrica: la consciencia ecológica fomentada por la empresa se extiende a los hogares, incentivando hábitos sostenibles en familia y multiplicando los efectos de las mejores prácticas.
La empresa invierte continuamente en la formación y en la educación ambiental de los empleados, promoviendo momentos de sensibilización que ayudan a construir una cultura de responsabilidad colectiva. "La responsabilidad ambiental comienza aquí, pero trasciende. Es común que veamos actitudes nacidas dentro de la empresa siendo repetidas en casa, desde la separación correcta de la basura hasta el reaprovechamiento de materiales. Es un ciclo de concienciación y aprendizaje que se esparce", comenta Gehlen.
Además, el compromiso con el medioambiente se refleja en acciones de apoyo a la comunidad, como la disponibilidad de agua tratada de la cisterna de la fábrica al Cuerpo de Bomberos en situaciones de emergencia. Son gestos que refuerzan el papel social de la empresa y muestran que la sostenibilidad sí puede generar valor compartido.